No es fácil tratar de interpretar de manera inequívoca el lenguaje no-verbal. Y es que, afortunadamente, los humanos somos complejos y también nuestra forma de comunicarnos. Pero en algunas ocasiones, las circunstancias hace que no haya lugar para la duda.
Hace poco he asistido a dos sesiones formativas, una de ellas muy interesante, la otra, un tanto tediosa. En esta última sesión no pude evitar, mas allá de la mitad de la sesión, comenzar a fijarme en las otras personas que compartían conmigo esta formación. Y es que como dice un dicho, el aburrimiento no es malo, te ayuda a pensar o hacer cosas que no hubieses hecho si estuvieses ocupado en otra cosa, je, je.
Se desplegó ante mi un festival de gestos y movimientos. La mayoría de ellos se repetían periódicamente, incluso algunos parecían contagiarse de unos a otros:
...movimientos del cuerpo, recolocaciones en la silla, miradas que van y vienen, tocarse la nariz, cogerse la cara con las dos manos (claro, estábamos sentados y con una mesa delante como los estudiantes…), mano en barbilla, dedos en los labios, picores de oreja, de nariz, de pelo…, brazos cruzados sobre el pecho, bolígrafo en la boca, frotamiento de manos, pasar las manos por la cabeza de delante hacía atrás, recolocación del pelo (las/os que lo llevaban largo…), manos entrelazadas, todo el cuerpo expresaba aburrimiento. Conforme avanzó la sesión comenzaron algunos a desperezarse y llovieron los bostezos.
O bien el profesor no era muy observador, o no se dejaba influir por el auditorio…, porque desde luego el feed-back del personal era claro: no estaba despertando mucho interés con su discurso. Y es que, nos aburren las situaciones y las cosas que no nos motivan, es decir, que no nos atraen o ilusionan. Antes de que el profesor dijera que la sesión había terminado, cuando se giró para recoger sus cosas, casi todo el mundo había guardado sus papeles, recogido sus cosas y se habían puesto en pie.
El aburrimiento es muy difícil de esconder, (como vemos en estas fotografías) casi como el sueño…, pobres de nuestros profesores, las caras que tuvieron que ver. Por cierto, un saludo a Chales Darvin (mirar el pobre mono...)